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2024, Número 2

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Acta Med 2024; 22 (2)


Revisión bibliográfica reciente de las fracturas de Hoffa

Pettet Ruiz, Bernardo1; Robles Ortiz, Marcos Joaquín2; Rosales Hernández, Enrique Rafael2; Aranda de la Mora, Carlos2
Texto completo Cómo citar este artículo 10.35366/115285

DOI

DOI: 10.35366/115285
URL: https://dx.doi.org/10.35366/115285
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Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 54
Paginas: 121-126
Archivo PDF: 258.62 Kb.


PALABRAS CLAVE

fractura Hoffa, fractura de cóndilo fémur, fractura, trauma, ortopedia.

RESUMEN

Las fracturas del tercio distal femoral representan alrededor de 7% de fracturas de esta estructura ósea; dentro de éstas se encuentran las fracturas aisladas de los cóndilos femorales en el plano coronal denominadas "fracturas de Hoffa", y representan 0.65% del total de las fracturas femorales. Las fracturas de Hoffa están asociadas en su mayoría a traumatismos de alta energía. Según lo reportado en la literatura, las dos principales causas son los accidentes en motocicletas (80.5%) y las caídas de altura (9.1%). La clasificación de Letenneur, clasificación por tomografía computarizada (TAC), clasificación de AO son frecuentemente usadas en la clínica para categorizar las fracturas de Hoffa. Este tipo de fracturas, al ser consideradas intraarticulares, requiere de una intervención quirúrgica; sin embargo, aún no se ha llegado a un consenso general respecto a la técnica quirúrgica que represente una mejor evolución y un mejor pronóstico para el paciente a largo plazo. Aún se considera como el mejor tratamiento quirúrgico aquel determinado por la experiencia y pericia del cirujano.



INTRODUCCIóN

Las fracturas del tercio distal femoral representan alrededor de 7% de fracturas de esta estructura ósea, dentro de éstas se encuentran las fracturas aisladas de los cóndilos femorales en el plano coronal denominadas "fracturas de Hoffa", y representan 0.65% del total de las fracturas femorales. El sitio de lesión más frecuente suele ser localizado en cóndilo lateral (78-85%) seguido de las bicondilares y menos frecuente las localizadas en el cóndilo medial.1



FISIOPATOLOGíA DE LAS FRACTURAS DE HOFFA

Las fracturas de Hoffa están asociadas en su mayoría a traumatismos de alta energía. Las dos principales causas son los accidentes en motocicletas (80.5%) y las caídas de altura (9.1%).2,3 Un estudio publicado en 2017 por Briam y colaboradores4 reporta una incidencia de fracturas de Hoffa en 44% de los pacientes con fracturas supracondíleas en personas mayores de 60 años de edad. Ésas se asociaban a traumatismos de baja energía en 59% de los casos, con una prevalencia de 81%.

El mecanismo específico de la fractura no está bien entendido.5,6 Se ha descrito dentro de los traumatismos de alta energía un mecanismo de carga axial asociado a la flexión en 90° o más, y la dirección en valgo o en varo de la rodilla, lo que favorece una transmisión directa de la energía del platillo tibial hacia el cóndilo femoral.7,8 Cuando un trauma de alta energía incluye fémur distal, el cóndilo lateral es frecuentemente dañado después del cóndilo medial por el genu valgum fisiológico de la rodilla.9,10

La línea de la fractura y su ángulo de inclinación de una fractura de Hoffa depende del grado de flexión de la articulación de la rodilla en el momento del traumatismo. A medida que aumenta el ángulo de flexión de la rodilla, la línea de fractura se producirá más lejos de la cortical posterior del cóndilo femoral.11,12 Con un ángulo menor de la rodilla en flexión, el mecanismo extensor es dañado por debajo de la patela (tendón patelar); en ángulos mayores, el tendón del cuádriceps se desgarra. En contraste de la fractura unicondilar de Hoffa, la fractura bicondilar de Hoffa es causada por una fuerza dirigida hacia arriba y hacia atrás, por lo tanto, no es asociada con el valgo de la rodilla.13



CLASIFICACIóN DE LAS FRACTURAS DE CóNDILO DEL FéMUR DISTAL

La clasificación de Letenneur, clasificación por tomografía computarizada (TAC), clasificación de AO son frecuentemente usadas en la clínica para categorizar las fracturas de Hoffa.



CLASIFICACIóN DE LETENNEUR

La clasificación de Letenneur no sólo deja en claro la relación entre la línea de la fractura, ligamentos y tejido blando, sino que también tiene una significancia en el tratamiento y pronóstico del paciente.14 La clasificación de Letenneur divide las fracturas en tres tipos (Tabla 1 y Figura 1).

Además de lo ya mencionado, la importancia de esta clasificación es la predicción de cuál de estas fracturas progresaría eventualmente a necrosis avascular.15 Eso podría tener una explicación en el estudio llevado a cabo por Lewis y colaboradores.16 En dicho trabajo, disecaron cuatro rodillas cadavéricas con atención en la inserción de tejidos blandos en relación con los puntos anatómicos utilizados por Letenneur para determinar el tipo de fractura de Hoffa. Definieron que en las fracturas I y III el fragmento fracturado conservaba la inserción de tejidos blandos, lo cual permitiría mantener su irrigación sanguínea y, consecuentemente, tener un menor riesgo de necrosis avascular.17



CLASIFICACIóN POR TAC

La clasificación por TAC usa el eje femoral anatómico y la línea cortical posterior del cóndilo femoral y divide el cóndilo en regiones. Tres tipos de fractura son definidos basados en la línea coronal de la fractura (Figura 2).18,19



DIAGNóSTICO

Realizar el diagnóstico de la fractura de Hoffa es un reto para el médico ortopedista.20,21

Los ortopedistas que atienden a pacientes que presentan accidentes automovilísticos, especialmente en motocicletas, deben estar al pendiente de diagnosticar una fractura de Hoffa.22,23

Manifestaciones locales de la fractura de Hoffa incluyen aumento de volumen de la rodilla, dolor, cambio de coloración de la piel, limitación a la movilidad y test de patela flotante positivo.24

Un examen radiológico debe incluir radiografías anteroposteriores, lateral, oblicuas y con estrés de la rodilla. En la radiografía anteroposterior del cóndilo femoral, la estructura del hueso es desordenada, con una mala continuidad de la cortical. En la radiografía lateral de rodilla, la sombra del cóndilo femoral normal se sobrepone, y la discontinuidad de la cortical puede no ser vista. Fracturas de Hoffa no desplazadas son difíciles de visualizar en radiografías anteroposterior y lateral.25,26 Comparado con las radiografías oblicuas que pueden permitir distinguir mejor un desplazamiento mínimo de la línea de fractura en los cóndilos,27,28 así que deberán ser usadas como exámenes de rutina en caso de sospechar una fractura de Hoffa.

En caso de que las radiografías no sean diagnósticas, pero, se sospecha de una fractura de Hoffa, está indicado el uso de la TAC.29 La resonancia magnética debe ser realizada en caso de sospecha de lesión de los meniscos, ligamentos cruzados, ligamentos colaterales o de otro tejido, para determinar la extensión de la lesión,30 desarrollo de una correcta planeación quirúrgica y un pronóstico más acertado.



TRATAMIENTO

Este tipo de fracturas, al ser consideradas intraarticulares, requiere de una intervención quirúrgica; sin embargo, aún no se ha llegado a un consenso respecto a la técnica quirúrgica que represente una evolución y un mejor pronóstico para el paciente a largo plazo.31 Existen cuatro objetivos en el tratamiento:

  • 1. Reducción anatómica de superficie articular.
  • 2. Preservar el aporte sanguíneo.
  • 3. Fijación interna estable.
  • 4. Movilización temprana.

Respecto al tipo de intervención que debe realizarse para este tipo de fracturas existe mucha controversia, ya que en los últimos años se ha popularizado el uso de técnicas de mínima invasión combinadas con incisiones para el tratamiento articular de la fractura; pero, desafortunadamente, en aquellos casos donde existe conminución asociada, este tipo de intervenciones puede resultar insuficiente. Típicamente se ha descrito que para aquellas fracturas tipo I y III de Letenneur el abordaje parapatelar es el más recomendado, ya que permite una adecuada visualización y reducción del fragmento.32,33 Sin embargo, aún se considera como el mejor tratamiento quirúrgico el determinado por la experiencia y pericia del cirujano.



TRATAMIENTO CONSERVADOR

Las fracturas de Hoffa sin desplazamiento se pueden tratar con inmovilización con yeso cilíndrico con la rodilla en 10° de flexión.34 Sin embargo, la tracción de los músculos poplíteos y gastrocnemios y el movimiento del pie o del tobillo pueden provocar el desplazamiento de la fractura,35,36 lo que puede ocasionar retraso en la consolidación de la fractura, pseudoartrosis, artritis traumática, disfunción de la rodilla y otras complicaciones. Por lo tanto, debemos controlar estrictamente las indicaciones del tratamiento conservador.



TRATAMIENTO QUIRúRGICO

Las consideraciones para el tratamiento quirúrgico deben ser reducción anatómica de la superficie articular, la fijación estable y la movilización temprana.37,38 La reducción abierta y fijación interna se debe considerar como primera opción para el tratamiento de las fracturas de Hoffa desplazadas. La rodilla se coloca en flexión durante la cirugía, colocando la cápsula articular y el gastrocnemio en un estado relajado, lo que reduce la fractura y favorece la osteosíntesis de la misma.39,40

La planeación quirúrgica se elige con base en la ubicación de la fractura, las características de la línea de la fractura y la gravedad de la fractura, además de considerar las lesiones asociadas y la severidad de las mismas.

Para las fracturas simples de cóndilo medial, se utiliza con mayor frecuencia un abordaje quirúrgico pararrotuliano medial, su ventaja es que no compromete la futura cirugía de artroplastia; sin embargo, no permite la visualización ni el tratamiento de ninguna conminación posterior. Viskontas y asociados41 informaron de un abordaje subvasto medial extensible que permite una mejor exposición del campo quirúrgico y protege el suministro de sangre de los huesos en comparación con el abordaje pararrotuliano medial.

Para las fracturas de Hoffa bicondíleas, es necesario exponer simultáneamente ambos cóndilos, para permitir una reducción adecuada.42 Lee y su grupo43 informaron que la osteotomía de Gerdy combinada con un abordaje pararrotuliano lateral anterior proporciona una exposición adecuada para las fracturas de Hoffa bicondíleas.

Entre los diversos tipos de fracturas de Hoffa, la Letenneur II es único, porque los fragmentos son pequeños y difíciles de reparar, y el suministro de sangre es deficiente a los fragmentos, lo que dificulta la curación. Kapoor y su equipo44 recomendaron un abordaje posterior directo y una incisión en forma de S elongada para exponer la fractura. En algunos casos, el fragmento Letenneur II es pequeño, pero esencial para la articulación de la rodilla cuando se flexiona a 90° porque asegura la integridad de la superficie articular. Este método es beneficioso para reducir fragmentos pequeños y giratorios. Tan y colaboradores45 recomendaron un mejor abordaje posterolateral a partir del espacio entre el nervio peroneo y el bíceps femoral. El riesgo de daño de los vasos sanguíneos cuando se usa este método es mínimo, pero primero se debe aislar el nervio peroneo común.

Para las fracturas de Letenneur II y algunas de Letenneur III cerca de la cortical posterior del cóndilo femoral, se suele utilizar la fijación con tornillo de tracción canulado. La línea de fractura expuesta se fija inicialmente con un clavillo de Kirschner y los tornillos se colocan perpendiculares a la superficie de la fractura. Se recomienda el uso de varios tornillos de 3.5 mm de diámetro para fijar las fracturas. Un estudio biomecánico46 demostró que varios tornillos de menor diámetro causan menos daño al cartílago articular que los tornillos de mayor diámetro, pero que ambos tienen la misma fuerza de tracción.47

La fijación con dos o más tornillos puede evitar la rotación y el desplazamiento.48 Desde un punto de vista biomecánico, cuando la carga es en dirección vertical, la colocación de tornillos posteroanteriores tiene un menor riesgo de desplazamiento que la colocación anteroposterior. Las cabezas de los tornillos colocados a través del cartílago articular se avellanan para evitar daños en el cartílago. La fijación con tornillos sin cabeza puede reducir el grado de lesión del cartílago.49

Los pacientes que requieren un tiempo de cicatrización más largo, como aquellos con un índice de masa corporal más alto o una mala distensibilidad, la simple aplicación de un tornillo canulado es insuficiente para contrarrestar la gran fuerza de cizallamiento entre los cóndilos y la meseta tibial cuando la rodilla está en flexión. En estos casos se recomienda un tornillo canulado combinado con una placa. Este método también se recomienda para pacientes con osteoporosis, extensión metafisaria o fracturas de Hoffa conminutas.50

Un estudio biomecánico realizado por Li y colaboradores48 demostró que las placas combinadas con tornillos fijaban más firmemente el cóndilo femoral, reduciendo la probabilidad de desplazamiento de la fractura. Lian y Zeng49 y Zhao y asociados50 trataron a pacientes con fractura de Hoffa con placas combinadas con tornillos y lograron buenos resultados. Según la posición de la placa, los tornillos se pueden combinar con una placa antideslizante lateral o una placa antideslizante posterior. Por lo tanto, se recomienda la reducción abierta y la fijación interna para minimizar el daño del cartílago y permitir un tratamiento adecuado. Además, una visualización de la fractura, así como la superficie articular.

Tsai y colegas51 informaron que el tratamiento quirúrgico es la primera opción para la fractura de Hoffa acompañada de luxación traumática de la rótula; si se adopta un tratamiento conservador, la tasa de redistribución es de hasta 40%.51 Para prevenir la luxación rotuliana habitual, se recomienda la reparación del complejo del retináculo medial o una combinación de liberación del retináculo lateral52,53 e inserción simultánea del ligamento rotuliano en la tuberosidad tibial. Para fracturas tibiales, se recomienda el uso de placas óseas o clavos intramedulares, si la condición del tejido blando local es adecuada. Para las lesiones locales de los tejidos blandos, se puede usar la fijación externa, pero esto puede retrasar el tiempo de restauración de la movilidad y afectar la eficacia terapéutica.



MANEJO POSTOPERATORIO

En el primer día postoperatorio, la extremidad lesionada debe movilizarse en un dispositivo de movimiento pasivo continuo. La carga parcial de peso con muletas se inicia entre las seis y ocho semanas posteriores a la operación. Se permite el soporte de peso con evidencia radiográfica de curación, que generalmente ocurre a las 10 semanas del periodo postoperatorio.54



CONCLUSIóN

Mejorar la precisión del diagnóstico de fracturas de Hoffa y mejorar los resultados del tratamiento mínimamente invasivo siguen siendo el objetivo de los cirujanos ortopédicos. La familiaridad con las características de la fractura de Hoffa en varias modalidades de imágenes y la comprensión del mecanismo y la probabilidad de lesiones combinadas contribuyen al diagnóstico oportuno y preciso de la fractura de Hoffa y evitan un diagnóstico erróneo. Según la gravedad de la fractura de Hoffa y las lesiones combinadas, se puede desarrollar un plan de tratamiento individualizado.


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AFILIACIONES

1 Médico ortopedista adscrito al Servicio de Traumatología. Instituto Nacional de Rehabilitación "Luis Guillermo Ibarra Ibarra". Ciudad de México, México.

2 Residente de ortopedia. Instituto Nacional de Rehabilitación "Luis Guillermo Ibarra Ibarra". Ciudad de México, México.



CORRESPONDENCIA

Dr. Marcos Joaquín Robles Ortiz. Correo electrónico: marcosjoa90@gmail.com




Aceptado: 02-06-2023.

Figura 1
Figura 2
Tabla 1

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