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FRAGMENTO

La tarea más ardua del editor es conseguir revisores experimentados y comprometidos: dos elementos nada fáciles de encontrar. Para ser revisor, lo primero es ser autor, y un autor vigente. Autores hay los suficientes, y cada día más, pero no todos son constantes, ni tienen como actividad prioritaria la investigación. La mayoría de los revisores son, a su vez, médicos adscritos a los servicios hospitalarios que, entre otras funciones, preparan a los nuevos especialistas; es decir, que tienen un contacto permanente con los residentes y con la actualización médica continuada.
Así, pues, hoy en día, en la gran mayoría de los artículos que se publican en las revistas de nuestro medio (no en las publicaciones de alto factor de impacto) hay la participación, primaria o secundaria, de un residente. Ya sea que la idea primaria de investigar el comportamiento de una enfermedad, su incidencia, prevalencia, una técnica, los efectos de un medicamento, etc., surja de un médico adscrito, del jefe de servicio o de un residente, ello no tendrá valor hasta que sea publicado.