2025, Número 1
Mitología odontológica.
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 0
Paginas: 5-11
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El hombre ha de aprender a incrementar su sentido de responsabilidad y el hecho de que todo lo que él hace tiene sus consecuencias.
Proverbio egipcio.
La odontología, al igual que muchas disciplinas médicas, han acumulado a lo largo de los años una serie de mitos y creencias que, aunque con frecuencia no presentan un fundamento científico, sí han logrado perdurar en la mente y en las mentiras, como la creencia popular donde cepillarse los dientes con fuerza garantiza una mejor higiene, no saben que un cepillo duro tiene más potencial de daño que un cepillo suave mal utilizado. Un sangrado de encías no es normal, el sangrado es un foco de alerta de enfermedad gingival. Cepillarse los dientes con cepillos grandes y con más fuerza no limpia mejor: cepillarse los dientes con demasiada fuerza puede abrasionar y erosionar la superficie dental y lesionar la encía. También la idea de cepillarse los dientes inmediatamente después de comer puede favorecer el desgaste por la carga ácida de los alimentos y de las bacterias que suman más potencial de daño. El pH de la saliva es otro mito de la susceptibilidad, el pH salival es de 6.5-7 y no enferma como se cree, es mejor esperar al menos 30 minutos después de comer antes de cepillarse los dientes, ya que la saliva puede tener un papel remineralizante. El pH ácido de un biofilm sí puede ser cariogénico. Otro ejemplo de carga ácida es el jugo de limón usado como "blanqueador natural de dientes": el pH del jugo de limón es muy ácido y puede causar una pérdida irreversible de minerales dentales. La tortilla quemada para limpiar dientes, es otro mito popular.
También existe la creencia de que todos los procedimientos dentales son dolorosos, lo que hace que muchas personas eviten la visita al consultorio odontológico creyendo que no tienen enfermedad, tan sólo por no sentir dolor. La idea de tapar, sacar o poner dientes es una forma mal comprendida para tratar enfermedades, no entienden que esos procedimientos invasivos son sólo el tratamiento de las secuelas y no el tratamiento verdadero para atender las causas. Mientras no se comprendan e identifiquen a los factores de riesgo en la prevención y control de enfermedades, lo que le pasó a un diente, le pasará a los demás.
Existen otros mitos dentales, entre ellos creer que el azúcar causa caries; si bien el azúcar es un factor de riesgo importante en la caries, no es la única causa. La principal causa de las lesiones de caries es el ácido producido por las bacterias patógenas que viven en la cavidad oral, y que pueden ser favorecidas por una dieta con diversos carbohidratos fermentables. La enfermedad de las encías no es sólo una preocupación que se quede en daños en la boca: las enfermedades periodontales pueden afectar más que sólo el daño silencioso a dientes, encías o hueso. Los dientes blancos no son signo de dientes sanos, la cosmética dental blanca debe observar primero la estética rosa de la encía. Éstas y muchas otras ideas erróneas influyen en la percepción de los pacientes respecto a los cuidados de su cavidad oral, o en la mente de profesionales de la odontología que siguen repitiendo los mismos errores simplemente porque así lo aprendieron.
En este breve recorrido por la mitología odontológica, develaremos algunos de los mitos más comunes asociados a las creencias populares y presentaremos las verdades que se esconden detrás de ellos. En esta ocasión trataremos sólo dos temas relacionados en la historia que encajan muy bien en este mes dedicado al Día del Odontólogo. El primer caso será el mito de "La prótesis egipcia más antigua", y el segundo mito será sobre la "Extracción Maya".
HESY-
La traducción de inscripciones jeroglíficas encontradas en el antiguo Egipto hace referencia a jerarquías en la atención a la salud para las cortes faraónicas, y de las más de 150 personas identificadas, sólo nueve podrían haber sido referidos con el estatus de "el que se ocupa de los dientes". El dentista más antiguo del que se tiene constancia, no sólo en Egipto, sino en el mundo es Hesy-Ra (aquel que ha sido bendecido por Ra) o también llamado Hesyre. Él vivió alrededor del 2620 a.C. además de médico y escriba, era el dentista de la corte faraónica. Su relevancia en la corte está registrada en unos paneles de madera exquisitamente tallados que se encontraron en su tumba en Saqqara, cerca de la actual ciudad del Cairo. Hesyre fue un alto funcionario de la corte del antiguo Egipto en la misma época de Imhotep, un sabio, sacerdote, arquitecto y médico (considerado el primer gran médico del Antiguo Egipto) durante el reinado del rey Zoser (2592-2566 a.C.). Este faraón de la tercera dinastía es conocido principalmente por haber mandado construir el primer complejo ceremonial de piedra más antiguo de Egipto cuyo edificio principal es la Pirámide Escalonada.
Hesyre logró combinar cargos religiosos y seculares, y tiene la distinción de ser el primer médico registrado como el primer dentista de la historia. Lo que sabemos sobre Hesyre proviene de su impresionante tumba en Saqqara, cuyas paredes están decoradas de manera sobresaliente con pasajes de la vida cotidiana. En su tumba estaban esos seis hermosos paneles de madera con una lista de los títulos que ostentaba, entre ellos los relacionados con su práctica como jefe de la medicina y la odontología faraónica. Esos retablos son los mejores objetos de madera recuperados del antiguo Egipto (Figura 1).
La medicina en el Antiguo Egipto estaba inevitablemente mezclada con magia, religión y ciencia, principalmente sobre lo bien que conocían de anatomía humana gracias a su tradición de momificar cuerpos. Al preparar a los muertos para su viaje al más allá, podían ver las partes del cuerpo y asociarlas con las enfermedades que habían sufrido en vida. Se creía que para poder preparar el cuerpo para el viaje al más allá, éste tenía que estar entero, de ahí la importancia de la momificación y de completar lo que faltara antes de su travesía hacia la vida después de la muerte, preparando los cuerpos para el juicio de Osiris y la vida eterna.
Existen evidencias mínimas de que en el Egipto faraónico se llegaran a realizar procedimientos dentales mutilantes, y a pesar de las evidencias de las enfermedades orales, principalmente periodontales, los hallazgos en cráneos y cuerpos momificados, son relativamente pocas las evidencias quirúrgicas. Sin embargo, de los miles de restos que se han examinado de todos los periodos dinásticos de más de 3,000 años, las evidencias son muy limitadas. Con las conclusiones de los cuerpos evaluados, es notorio que, a pesar de muchos dientes severamente dañados por periodontitis, por obviedad podrían haber sido extraídos fácilmente con procedimientos simples sin la necesidad de ningún instrumento específico, pero preferían dejar a los dientes en su lugar. Existen algunos casos controversiales donde se aprecia que se adoptó un enfoque quirúrgico para el tratamiento de abscesos dentales, algunas extracciones, y a la fecha sólo existen tres casos de un posible trabajo protésico.
LAS PRIMERAS PRÓTESIS DENTALES EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD
Los dientes desgastados, la caries, las enfermedades periodontales y los abscesos atormentaron a los antiguos egipcios. El desgaste excesivo de los dientes por su dieta era la condición patológica más común en su dentición. Los egipcios eran famosos por su conocimiento médico y su especialización. Debido a la excelencia en la medicina y la alta prevalencia de trastornos dentales, podría ser lógico que los antiguos egipcios hubieran buscado remedios tratando de aliviar los problemas en la boca, recurriendo básicamente a sustancias de origen vegetal para "tapar cavidades". Según el papiro de Ebers, la farmacopea egipcia constaba de más de 700 sustancias como mirra, incienso, áloe, azafrán, hojas de ricinol, extractos de lirio o loto azul, cera de abeja, cebada triturada, jugo de amapola, resinas, cáñamo, incluso algunos insectos, sin faltar muchos ungüentos con recetas mágicas.
De los llamados "aparatos protésicos" que se han documentado en el antiguo Egipto, el ejemplo más conocido consiste de un segundo molar mandibular conectado mediante un alambre de oro a un tercer molar desgastado (Figura 2). Fue descubierto en una mastaba de Giza en 1914, cerca de la actual ciudad del Cairo, que data de más de 4,500 años y, lo que es más importante, no se encontró adherido a un cráneo. El informe dental afirmaba que, a juzgar por el color y la forma anatómica de los dientes, pertenecían a la misma persona. Además, como las raíces del tercer molar presentaban extensa resorción, debido a un probable proceso inflamatorio crónico, el diente se había vuelto móvil y, en un intento de estabilizarlo, fue alambrado al diente vecino. Otro trabajo protésico es el de otra mastaba de la cuarta dinastía en El-Quatta encontrado en 1952 cerca de el Cairo, donde se aprecia que el aparato protésico era demasiado débil para soportar las grandes fuerzas de la masticación. También se concluye que este puente fue añadido al cuerpo durante el proceso de momificación. Un tercer aparato protésico, el de Tura el-Asmant, fue de una sola unidad para amarrar un incisivo superior con probable avulsión (Figura 2C). Estas tres muestras de aparatos protésicos son fijaciones de dientes con alambre de oro que han sido supuestos como tratamiento, y al menos dos de ellos probablemente fueron aplicados postmortem como preparación para la otra vida. Existe un consenso en la literatura sobre la mínima intención para realizar extracciones en el antiguo Egipto.
Lamentablemente, aunque se han examinado miles de momias, no ha salido a la luz ninguna evidencia sustancial de éxito en sus tratamientos. Sólo hay unos cuantos casos en los que se informa que se realizó algún tratamiento quirúrgico para un absceso dental, junto con tres casos de posible trabajo protésico ante una mayor cantidad de pérdida de dientes. En el cálido desierto de Egipto, donde las arenas guardan secretos antiguos, los dentistas de hace más de 3,000 años comenzaron a experimentar con la necesidad de restaurar dientes perdidos. Aunque la importancia de la salud dental no es común en los relatos históricos, los dientes en una boca sana resultaban necesarios para alimentarse. Es evidente que los egipcios se enfrentaron a múltiples adversidades en su cavidad oral. Enfermedades como caries, abscesos y las enfermedades periodontales fueron parte de su realidad.
Los egipcios fueron los primeros en detallar la importancia ritual de preparar sus cuerpos tanto para la vida como para la muerte, por lo que abundan evidencias de las prácticas funerarias, donde se incluían las restauraciones y el reemplazo de dientes en los cuerpos embalsamados. Los arqueólogos han hallado prótesis dentales rústicas elaboradas con materiales como el marfil, la madera y, en algunos casos, oro.
Las buenas dentaduras eran a menudo símbolos de estatus, con el oro reflejando la riqueza y poder del individuo.
Así, a través de los milenios, los antiguos egipcios, fenicios y otros pueblos de la antigüedad se han considerado pioneros de la restauración dental, mostrando cómo la curiosidad humana y la necesidad de mejorar la calidad de vida han impulsado la historia de los tratamientos dentales desde tiempos inmemoriales. Con cada diente restaurado, hay una historia natural de enfermedad, y también de resiliencia e innovación en la evolución y conexión cultural humana.
LA PRÓTESIS DEL FAYUM
Se cuenta que la prótesis dental más antigua es una pieza egipcia que data aproximadamente del 2500 a.C. Fue encontrada en las cercanías de un oasis en el Fayum, nombre que se le da a un área neolítica surgida en el Egipto predinástico alrededor del quinto milenio a.C., esa prótesis consiste en dientes humanos reemplazados o fijados a los dientes naturales con alambres de oro, lo que demuestra una práctica dental muy avanzada para la época. Además de otras culturas antiguas, como los etruscos (siglo VII a.C.), también se han encontrado prótesis dentales muy rudimentarias hechas de dientes humanos o de animales sujetas con bandas metálicas.
Esta prótesis dental hallada en el sur del delta del Nilo, fue descubierta durante unas excavaciones arqueológicas en esa región del Fayum, una de las primeras regiones del bajo Egipto donde se practicaba la agricultura y fue considerada una de las más antiguas conocidas, se estima que data del periodo Ptolemaico. Esa prótesis fue encontrada por un equipo de arqueólogos que trabajaban en un sitio de Karanis ubicado al noreste del Fayum. El hallazgo fue significativo, ya que reveló los conocimientos avanzados que poseían los antiguos egipcios sobre la medicina y la odontología. Esta prótesis dental realizada estaba compuesta por dientes humanos y un par de hilos que la sostenían, lo que refleja una sofisticada técnica de restauración dental para la época. Se encontró que la prótesis estaba diseñada para adaptarse a los dientes existentes, lo que indica que los antiguos egipcios tenían un entendimiento por mantener los dientes, aún con pobre función (Figura 3). La realidad es que no se sabe si fue funcional, y ante la evidente enfermedad periodontal, el molar se perdió, y la atadura pudo ser realizada post mortem. En la actualidad, la prótesis dental hallada en el Fayum se conserva en el Museo del Cairo (prótesis del Quatta), donde forma parte de la colección de artefactos que documentan la vida cotidiana y las prácticas de salud de los antiguos egipcios. Este descubrimiento no sólo ofrece una mirada intrigante a los métodos de tratamiento dental de la época, sino que también subraya la importancia de buscar la atención dental en la vida de las poblaciones antiguas, así como su legado en la historia de la odontología.
LA VERDAD SOBRE LA "
En las redes sociales y en cientos de publicaciones compartidas se muestran fotos de dientes unidos con alambre de oro, afirmando que representan "un trabajo dental del antiguo Egipto del año 2000 a.C. hallado en Fayum". Pero en realidad esa información es falsa. De hecho, El Museo Nacional de Odontología Dr. Samuel D. Harris de la Universidad de Maryland en Baltimore expone un modelo hecho por Guerini, un dentista italiano en los inicios del siglo XX. Vincenzo Guerini (1859-1955) supuestamente estaba inspirado en algunas descripciones de arreglos protésicos en momias egipcias, y trató de describir los procedimientos en su libro de 1909 "Una historia de la odontología desde los tiempos más antiguos hasta finales del siglo XVIII" (Figura 4). Pero no se sabe si el Dr. Guerini vio realmente una momia egipcia con este tipo de prótesis dental, ya que actualmente no se conoce a ninguna momia del antiguo Egipto con ese procedimiento protésico, sólo se conocen los "puentes de Ford y Gaillardot" descubiertos en 1901 durante las excavaciones en las tumbas rupestres fenicias ubicadas cerca de la antigua Sidón (Figura 2A). En realidad, el modelo de Guerini no representa a la antigua odontología egipcia. Por lo tanto, esa afirmación se considera falsa. Una búsqueda inversa de imágenes encontró varias fotos en un artículo de la revista Forbes que desmintió varias afirmaciones sobre "esqueletos antiguos".
Desde principios del siglo XX, los investigadores de la antigua cultura egipcia han sugerido que eran muy avanzados y organizados en la práctica de la medicina, hasta el punto de poseer una rama especializada de la odontología. Con base en un proyecto más reciente (Corpus of Ptolemaic Inscriptions from Egypt Project) utilizando un enfoque biocultural y corpóreo, con especímenes osteológicos que supuestamente muestran evidencia de terapia dental intervencionista, se obtuvo una muestra demasiado pequeña para respaldar esta afirmación. Por lo tanto, las interpretaciones terapéuticas de muchos de los especímenes observados han sido cuestionadas y está claro que se requieren más análisis científicos para aclarar nuestra comprensión de la evidencia existente.
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Desde hace 50 años de vida profesional, desde estudiante he tenido la oportunidad de indagar y conocer muchas fuentes de nuestra historia, particularmente las relacionadas a nuestra profesión. La primera visita al departamento de antropología física en los sótanos del Museo de Antropología fue para lograr observar piezas arqueológicas originales, que sólo se veían en libros, de las incrustaciones dentales de piedras preciosas que las antiguas poblaciones mesoamericanas, como los mayas, aztecas y teotihuacanos realizaron como expresión cultural y definición de su estatus social. Estas prácticas estaban acompañadas de una serie de rituales, a menudo relacionados con la religión y su identidad, que reflejaban su creencia de la conexión entre lo físico y lo espiritual. La práctica común entre la aristocracia maya eran las incrustaciones dentales de piedras preciosas en sus dientes frontales utilizando jade, malaquita, cuarzo, obsidiana e incluso conchas marinas, que fueron insertadas en alveolos dentarios con fines estéticos para reemplazar dientes incisivos superiores e inferiores, como los encontrados en Honduras (Figura 5).
Uno de los primeros libros que tuve la oportunidad de leer en mis inicios profesionales fue el de "Tooth Mutilations and Dentistry in Pre-Columbian Mexico" del Dr. Samuel Fastlicht (1902-1982), una autoridad mundial de la odontología precolombina, y alumno del gran antropólogo mexicano Alfonso Caso (1883-1943), donde inicialmente llamó mi atención que un libro en inglés, escrito en México, hablara de hechos históricos de la odontología prehispánica. Fue en ese libro donde descubrí que la mal denominada "extracción maya" estaba en un mural de Tepantitla, centro ceremonial anexo a las pirámides de Teotihuacán.
No pasó mucho tiempo cuando ya estaba frente a aquel impresionante mural alusivo a la cosmovisión de la sociedad teotihuacana donde destacaba el borroso mural del Tláloc Rojo; El Tlalocan o paraíso de Tláloc con una procesión de sacerdotes-guerreros realizando diversas acciones ceremoniales o cotidianas. Y fue ahí mirando hacia abajo del mural, bajo uno de los glifos se encontraba la famosa imagen de la "extracción maya" (Figura 6).
Grande fue la duda para iniciar otra búsqueda, y revelar a mis compañeros que la icónica imagen que adornaría el anillo de graduación no era extracción, ni era maya. Lo más procedente era entender que la imagen representa un limado de dientes como ritual mágico religioso. ¿Pero los mayas estuvieron en Teotihuacán?
Hoy sabemos que, aunque distantes en regiones geográficas, estas dos civilizaciones, teotihuacanos y mayas, sí tuvieron relaciones bastante complejas y multifacéticas durante el periodo prehispánico. Recientes investigaciones como el proyecto de la "Genética de antiguos pobladores teotihuacanos", confirman a través de DNA antiguo que en Teotihuacán existió mestizaje maya antes de la llegada española. Actualmente existen otras evidencias múltiples, incluso en los místicos túneles bajo las pirámides teotihuacanas, de que tuvieron contactos comerciales, culturales y diplomáticos, así como influencias arquitectónicas, artísticas y simbólicas. Ambas culturas mostraron un alto grado de habilidad y conocimiento en el cuidado dental, lo que refleja su avanzada comprensión de la salud y la estética simbólica (Figura 7).
Para esta edición cerraremos el Mes de la Odontología recordando que desde 1728 cuando se publicó la famosa obra de Pierre Fauchard Le chirurgien dentiste, ou traite des dents, "El cirujano dentista, el tratado de los dientes, o enseñanza de los medios de conservarlos limpios y sanos, de embellecerlos, de reparar sus pérdidas y de remediar sus enfermedades, las de las encías y los accidentes que pueden sobrevenir a otras partes próximas a los dientes…" genial obra que basada en sus experiencias y con un espíritu formativo, logró penetrar en la mente de quienes practicaban de manera empírica "el arte de la dentistería". Esta obra contiene el uso temprano de la palabra 'dentiste' para describir lo que hoy, 297 años después, representa a nuestra profesión desde dentistas a médicos estomatólogos. Pero de este libro y de otros mitos que todavía se repiten quedarán para otra ocasión (Figura 8).
AFILIACIONES
1 Editor en Jefe de la Revista ADM. Endoperiodontólogo. ORCID: 0000-0003-2081-8072
CORRESPONDENCIA
Agustín Zerón. E-mail: periodontologia@hotmail.com