2025, Número S1
Mitigación de microorganismos emergentes desde la realidad de Latinoamérica
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 10
Paginas: s70-72
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ABREVIATURAS:
- LMIC = países de ingresos medios y bajos (Low- and Middle-Income Countries)
- NAT = prueba de ácido nucleico (Nucleic Acid Test)
- PRT = tecnología de reducción de patógenos (Pathogen Reduction Technology)
INTRODUCCIóN
La medicina transfusional enfrenta desafíos crecientes frente a los microorganismos emergentes y reemergentes, en particular en regiones de Latinoamérica caracterizadas por una alta movilidad poblacional, deficiencias estructurales y recursos limitados.1,2 Sin embargo, ¿cómo definimos los microorganismos emergentes?, son aquellos patógenos nuevos o reemergentes que amenazan la salud pública por su capacidad de propagación y severidad. A nivel global, se estima que más de 60% de los patógenos emergentes son de origen zoonótico y aproximadamente 72% son nativos de los ecosistemas afectados.2,3 Por tanto, factores como la globalización, el cambio climático, la deforestación y la migración humana favorecen la aparición y diseminación de nuevos agentes infecciosos, impactan directamente la seguridad transfusional. Algunos ejemplos regionales, ha sido en el 2015, incluyen el brote de virus de Zika (ZKV) en Brasil, dengue (DV) y Chikungunya (CHKV), los cuales han evidenciado la capacidad de los arbovirus para modificar patrones de transmisión e impactar la práctica transfusional en Latinoamérica.1,2
Por consiguiente, diversos factores impulsan la aparición y diseminación de estos agentes: la globalización y alta movilidad humana –mediante viajes internacionales y migraciones– facilitan que los patógenos emergentes crucen fronteras con rapidez.1,2 Asimismo, cambios ambientales y sociales como la deforestación, el cambio climático, la urbanización desordenada, el comercio de fauna, la intensificación agrícola, junto con la adaptación de vectores a nuevos entornos, crean oportunidades para la introducción de infecciones emergentes en nuevas regiones.3 Latinoamérica se ve particularmente afectada por estos fenómenos debido a sus condiciones socioambientales.
Por lo tanto, los bancos de sangre y los sistemas nacionales de sangre han implementado estrategias de mitigación; se han basado en la selección rigurosa de donantes, el desarrollo de tecnologías de tamizaje molecular y serológico, y la introducción de tecnologías de reducción de patógenos (en inglés, PRT),4 considerando el contexto epidemiológico regional y las limitaciones económicas propias de los países de ingresos medios y bajos (en inglés, LMIC).2
CONTEXTO EPIDEMIOLóGICO DE LATINOAMéRICA
Latinoamérica ha enfrentado en años recientes desafíos significativos por enfermedades emergentes. La pandemia de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) expuso la vulnerabilidad regional: con apenas 8.4% de la población mundial, Latinoamérica llegó a concentrar ~15% de los casos de COVID-19 y 28% de las muertes globales hacia inicios de 2022.5 Esta desproporción evidenció brechas en los sistemas de salud y las condiciones socioeconómicas. Factores como la economía informal predominante (cerca de 60% de la fuerza laboral regional trabaja en el sector informal) y la pobreza, con 21% de la población viviendo en asentamientos precarios sin acceso adecuado a agua potable o saneamiento, dificultaron la implementación de medidas de control como el distanciamiento social.6 Estas condiciones facilitaron la rápida propagación del virus y subrayan que las estrategias de mitigación deben adaptarse a las realidades sociales de la región.
Más allá de COVID-19, Latinoamérica enfrenta un mosaico de enfermedades emergentes y reemergentes. Entre las amenazas actuales destacan las arbovirosis transmitidas por vectores: dengue, Zika, Chikungunya y fiebre amarilla, junto con enfermedades endémicas como malaria, Chagas y leishmaniasis, cuya incidencia está aumentando o recrudeciendo en nuevos escenarios.7
Por ejemplo, dengue ha sido históricamente endémico en ciclos epidémicos cada pocos años, pero recientemente alcanzó cifras sin precedentes: en 2024 se registraron cerca de 13 millones de casos sospechosos de dengue en las Américas, un aumento de más de 300% respecto al promedio de los cinco años previos.7 Este resurgimiento récord se ha vinculado en parte al cambio climático (temperaturas y lluvias que originan entornos propicios para Aedes aegypti) y a deficiencias en infraestructura básica.7 Otras enfermedades tropicales desatendidas podrían expandirse bajo condiciones cambiantes, incluyendo cólera (reemergente en algunas zonas), hantavirus, e incluso la influenza aviar altamente patógena recientemente detectada en fauna silvestre regional, con riesgo de salto a humanos.
ESTRATEGIAS DE MITIGACIóN
La primera barrera contra las infecciones transmitidas por transfusión (ITT) es la adecuada selección de donantes, sustentada en cuestionarios detallados (en inglés, DHQ) y la exclusión temporal o permanente según riesgos epidemiológicos y conductuales.2 Esta estrategia, aunque eficiente y de bajo costo, presenta limitaciones, especialmente en entornos con baja educación sanitaria o escasa adherencia a políticas de autorreporte.
El tamizaje serológico para agentes clásicos (VIH, VHB, VHC, sífilis) se ha complementado con pruebas moleculares (en inglés, NAT), que permiten reducir el periodo de ventana y detectar infecciones ocultas como la hepatitis B oculta (en inglés, OBI).8,9 Sin embargo, la alta prevalencia de infecciones latentes o subclínicas, así como la circulación de variantes genéticas, continúa representando un riesgo residual de transmisión, agravado por limitaciones económicas para la implementación universal de NAT en la región.2
Ante la aparición de arbovirus como virus de Zika y dengue, cuya viremia asintomática en donantes puede alcanzar 2-3% durante brotes, se han implementado medidas como la suspensión temporal de donaciones en zonas epidémicas, la intensificación del tamizaje molecular en sangre destinada a poblaciones de alto riesgo (ej. embarazadas) y la priorización de inventarios selectivos.1,2
La PRT surge como estrategia integral, permitiendo la inactivación amplia de virus, bacterias y algunos parásitos en plaquetas y plasma, aunque persisten desafíos para su aplicación rutinaria en glóbulos rojos y su sostenibilidad financiera en países de ingresos medios y bajos.4,10
BARRERAS Y RETOS PARA LATINOAMéRICA
En la región, la brecha entre países de alto y bajo ingreso es patente: mientras algunos países han implementado NAT y PRT de forma parcial, otros dependen de pruebas rápidas de baja sensibilidad y carecen de marcos regulatorios sólidos, lo que incrementa la vulnerabilidad ante amenazas emergentes y la subdetección de infecciones en donantes. La falta de hemovigilancia robusta, el subregistro y la escasa investigación sobre la transmisión real de microorganismos emergentes dificultan una respuesta efectiva y coordinada.2,4
CONCLUSIóN
Mitigar los microorganismos emergentes en medicina transfusional en Latinoamérica requiere un abordaje integrado: selección rigurosa de donantes, fortalecimiento del tamizaje serológico y molecular, implementación progresiva de tecnologías de reducción de patógenos y el fortalecimiento de sistemas de hemovigilancia. Las estrategias deben adaptarse a la realidad epidemiológica, los recursos disponibles y la estructura regulatoria de cada país, priorizando la equidad y la seguridad transfusional regional.
REFERENCIAS (EN ESTE ARTÍCULO)
Omidkhoda A, Razi B, Arabkhazaeli A, Amini Kafi-Abad S. Trends and epidemiological analysis of hepatitis B virus, hepatitis C virus, human immunodeficiency virus, and human T-cell lymphotropic virus among Iranian blood donors: strategies for improving blood safety. BMC Infect Dis. 2020; 20 (1): 736.
AFILIACIONES
1 Estudiante de Doctorado en Enfermedades Infecciosas. Facultad de Ciencias Médicas y de la Salud, Universidad de Santander, Bucaramanga, Colombia. orcid: 0000-0003-0636-4959