Ortiz IFJ

Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 0
Paginas: 115-116
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FRAGMENTO

La historia de la humanidad está atravesada por pandemias, guerras y catástrofes que dejan una profunda huella en la conciencia colectiva.
Los momentos que enfrentamos actualmente recuerdan el avance de los cuatros jinetes mencionados en el libro del Apocalipsis de San Juan, “El jinete del caballo blanco” que simbolizaba la conquista de los pueblos de forma cruenta; el del caballo rojo que refleja la guerra y la violencia, que hoy día se encuentra encendida en nuestro planeta; y el jinete del caballo pálido que representa la muerte. Hay uno en especial que se ha convertido en un simbolismo del enemigo actual de quienes trabajamos con las enfermedades infecciosas: “El jinete del caballo negro”, que en muchas tradiciones representa la hambruna, la peste y la mortalidad secundaria a ésta, elementos que traen a nuestra memoria las grandes epidemias. Este jinete se considera un símbolo de los tiempos de crisis que desafían la estabilidad y la salud mundial.
Desde su aparición en Europa en el siglo xv, la sífilis ha sido una enfermedad que simboliza la decadencia moral, la corrupción social y la fragilidad del cuerpo humano. La transmisión congénita en particular, revela la vulnerabilidad del vínculo materno/fetal con la perpetuidad del sufrimiento al producto de su gestación, convirtiéndose, en cierto modo, en una condena histórica que refleja la desigualdad en el acceso a la salud, la indiferencia profesional para evitar un daño previsible con un diagnóstico y tratamiento oportunos, y la ignorancia humana que favorecen la propagación de la infección.