2025, Número S1
Proceso de atención de enfermería aplicado en medicina transfusional
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 10
Paginas: s91-92
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La medicina transfusional constituye una práctica fundamental en los servicios de salud, donde la seguridad del paciente depende directamente de la precisión, vigilancia y profesionalismo del personal que participa en el proceso. En este contexto, la enfermería desempeña un papel crucial, y su intervención debe estar guiada por una metodología científica que permita planificar, ejecutar y evaluar los cuidados de manera sistemática: el proceso de atención de enfermería (PAE). El PAE garantiza un enfoque ordenado, seguro y centrado en la persona, permitiendo que cada acción se fundamente en evidencia y responda a objetivos clínicos concretos.1
La primera etapa del PAE, la valoración, permite identificar riesgos potenciales a través de la recolección de datos subjetivos y objetivos del paciente. En transfusión, esto incluye antecedentes de reacciones transfusionales, estado inmunológico, comorbilidades, signos vitales basales y condiciones del acceso venoso. Esta valoración debe contemplar no sólo aspectos clínicos, sino también emocionales, ya que muchos pacientes manifiestan ansiedad o temor ante el procedimiento.5 Asimismo, la revisión de la indicación médica y del hemocomponente prescrito debe realizarse con precisión y en apego estricto a la normativa nacional.9
Dentro del contexto transfusional, algunos de los diagnósticos NANDA más relevantes incluyen: "riesgo de reacción alérgica (00217)", debido a la exposición a proteínas extrañas; "riesgo de infección (00004)", asociado al uso de accesos venosos y manipulación de hemoderivados; "ansiedad (00400)", por la percepción de amenaza; y "riesgo de desequilibrio del volumen de líquidos (00492)", en pacientes con patología renal o cardiaca.4 Estos diagnósticos permiten establecer objetivos clínicos alineados con los resultados esperados en la Clasificación de resultados de enfermería (NOC), tales como "estado inmunológico", "respuesta hemodinámica", "nivel de ansiedad" y "conocimiento: tratamiento médico".6
La planeación de cuidados deriva en la selección de intervenciones enfermeras específicas, como las incluidas en la Clasificación NIC. Entre las más pertinentes en este contexto se encuentran: "administración de hemoderivados (4030)", que comprende la verificación del paciente, compatibilidad del producto, signos vitales y vigilancia postransfusión; "protección contra infecciones (6550)", que implica técnicas de asepsia, control del acceso venoso y prevención de complicaciones; "disminución de la ansiedad (5820)", mediante información, apoyo emocional y ambiente seguro; y "educación para la salud (5510)", orientada a explicar al paciente y su familia los cuidados antes, durante y después del procedimiento.10
Normativamente, la práctica enfermera en transfusión se encuentra respaldada por la Norma Oficial Mexicana NOM-253-SSA1-2012, que establece criterios técnicos para la disposición de sangre y sus componentes. Esta norma exige verificar identidad del paciente, compatibilidad del hemoderivado, monitoreo durante la administración y reporte de eventos adversos.9 El cumplimiento de estas disposiciones, junto con el apego al PAE, refuerza la cultura de seguridad transfusional.2 Además, el fortalecimiento del liderazgo enfermero en la aplicación del PAE promueve una visión integral y profesionalizada del cuidado.
La aplicación del PAE favorece también el trabajo interdisciplinario, ya que facilita la comunicación estructurada entre el personal médico, banco de sangre y enfermería. La implementación adecuada del PAE mejora la toma de decisiones clínicas, reduce los errores, optimiza los recursos y promueve una cultura institucional enfocada en el paciente. Por tanto, capacitar al personal de enfermería en el uso de NANDA, NIC y NOC, así como en normativas vigentes, resulta indispensable para garantizar una práctica transfusional segura, ética y basada en evidencia.7
CONCLUSIóN
El proceso de atención de enfermería aplicado en medicina transfusional representa una herramienta esencial para brindar cuidados seguros, normados y humanizados. Su aplicación permite prevenir riesgos, intervenir oportunamente y evaluar la respuesta del paciente de forma objetiva. Al integrar conocimientos técnicos, normativos y humanísticos, el PAE reafirma el rol del profesional de enfermería como líder en la calidad y seguridad del acto transfusional.
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