medigraphic.com
ENGLISH

Cirujano General

ISSN 2594-1518 (Digital)
ISSN 1405-0099 (Impreso)
  • Mostrar índice
  • Números disponibles
  • Información
    • Información general        
    • Directorio
  • Publicar
    • Instrucciones para autores        
    • Envío de artículos
  • medigraphic.com
    • Inicio
    • Índice de revistas            
    • Registro / Acceso
  • Mi perfil

2025, Número 3

Siguiente >>

Cir Gen 2025; 47 (3)


La docencia en cirugía: un imperativo para la excelencia quirúrgica

Ordoñez Gutiérrez, María Eugenia1
Texto completo Cómo citar este artículo 10.35366/121421

DOI

DOI: 10.35366/121421
URL: https://dx.doi.org/10.35366/121421

Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 0
Paginas: 133-134
Archivo PDF: 194.75 Kb.


PALABRAS CLAVE

Sin palabras Clave



En el dinámico y exigente campo de la cirugía general, hay una verdad inmutable que a menudo damos por sentada, pero cuya trascendencia es el cimiento de nuestra profesión: la docencia en cirugía y la formación rigurosa de cirujanos maduros y líderes educativos. No es una mera actividad complementaria; en esencia, es el pulso que mantiene nuestra especialidad viva y evolucionando. Cada avance, cada técnica depurada y cada vida salvada son el resultado de un legado transmitido con dedicación y sabiduría de una generación a la siguiente.

La cirugía, más allá de la ciencia, es un arte que se moldea con la práctica y, crucialmente, con la observación y la guía de quienes ya la dominan. Los complejos desafíos que enfrentamos diariamente en el quirófano no son sólo problemas clínicos, también son escenarios de aprendizaje intensivo. ¿Cómo se enseña prudencia, agilidad mental y toma de decisiones bajo presión extrema? Sólo a través de la mentoría activa, la discusión profunda de casos y el ejemplo vivo de aquéllos que ya han forjado su juicio y experiencia a lo largo de incontables horas.

Como dijo Benjamin Franklin: "dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y aprendo." Esto subraya la esencia de la formación quirúrgica, donde la participación activa y la inmersión práctica bajo la guía experimentada son insustituibles para el aprendizaje y la consolidación de habilidades; este proceso es el que construye las destrezas que definen a un cirujano.

La constante evolución de las técnicas y los conocimientos en nuestra especialidad exigen una actualización permanente, pero esta información adquiere su máximo valor cuando es efectivamente transmitida y aplicada por nuevas manos y mentes, bajo la supervisión de maestros dedicados. La capacidad de un cirujano para desentrañar la complejidad de una patología, para ejecutar con precisión y para manejar las complicaciones con serenidad, no nace de la mera lectura, se forja en el crisol de la enseñanza práctica y la reflexión guiada. William Stewart Halsted, padre de la cirugía moderna, nos recordaba que: "la cirugía es el arte del tacto y la ciencia de la anatomía." Estas cualidades, el tacto preciso y el conocimiento anatómico profundo, son precisamente lo que el cirujano-educador transmite, modela y perfecciona en sus pupilos, enseñándoles a sentir y ver más allá de lo evidente, a través de la práctica constante y la retroalimentación.

La labor de formar a la siguiente generación de cirujanos es una responsabilidad fundamental. Implica exponer a los cirujanos en formación a la vastísima diversidad de presentaciones clínicas, a lo inesperado y a lo raro. Es a través de esta guía que aprenden a desarrollar un pensamiento crítico, a reconocer patrones y a adaptar sus habilidades a situaciones únicas. Transmitir el conocimiento de las consecuencias a largo plazo de los procedimientos o la importancia de un seguimiento exhaustivo es una clase magistral que sólo la experiencia acumulada puede ofrecer y enseñar eficazmente. En esta formación integral, como expresó Alfred Blalock, pionero en cirugía cardiaca: "el buen médico trata la enfermedad; el gran médico trata al paciente que tiene la enfermedad." Esta filosofía nos enseña que la docencia quirúrgica debe ir más allá de la técnica, inculcando en el futuro cirujano una visión integral y humanista, una empatía profunda hacia la persona detrás de la patología. El mentor no sólo instruye sobre procedimientos, sino que modela la compasión y el cuidado integral del paciente.

La historia de la cirugía, en cualquier latitud, nos conecta con nuestras raíces más profundas. Comprender de dónde venimos y cómo nuestros predecesores superaron obstáculos y forjaron el camino es esencial para inspirar la próxima ola de innovadores. Un cirujano, además de mirar hacia adelante con la visión de la ciencia, también debe mirar hacia atrás, apreciando el legado sobre el que se construye su práctica y reconociendo el esfuerzo y la dedicación de quienes le precedieron. En este sentido, la docencia en cirugía es una forma de inmortalidad, donde la influencia del maestro perdura en cada acto del discípulo. Harvey Cushing, una figura monumental en la neurocirugía, solía decir que "un cirujano debe tener los nervios de un violinista y el corazón de un león." Pero estos atributos, la destreza fina y el coraje inquebrantable, no son innatos, se cultivan, se nutren y se fortalecen bajo la atenta mirada y la dirección sabia de un cirujano con trayectoria que guía a sus residentes a través de los desafíos y las victorias del quirófano. La docencia es el crisol donde estas virtudes se forjan, preparando a la siguiente generación para la técnica, la responsabilidad y la fortaleza moral que demanda nuestra profesión.

Es crucial reconocer que la enseñanza en medicina es un proceso continuo y recíproco que atraviesa todas las etapas de nuestra vida profesional. No sólo los cirujanos veteranos forman a los más jóvenes. A lo largo de nuestro desarrollo, todos enseñamos a otros médicos que se encuentran en distintas fases de su formación, desde el interno al residente, del residente al cirujano de base, e incluso entre colegas de diferentes subespecialidades. Este intercambio constante de conocimientos y perspectivas es lo que verdaderamente impulsa el avance de la medicina.



LO QUE LOS MENTORES APRENDEN DE SUS DISCÍPULOS

Si bien el enfoque tradicional de la docencia en cirugía se centra en la transmisión de conocimiento del maestro experimentado al aprendiz, es fundamental reconocer que la enseñanza es una calle de doble sentido. Los cirujanos con más experiencia tienen una oportunidad invaluable de aprender de los cirujanos y médicos en formación. Los mentores se benefician enormemente de la curiosidad, las preguntas incisivas y las nuevas perspectivas que aportan las generaciones más jóvenes.

Los residentes y estudiantes a menudo llegan con un conocimiento actualizado de la literatura más reciente, las últimas tecnologías o metodologías de investigación. Sus preguntas pueden desafiar los paradigmas establecidos y obligar a los cirujanos con años de práctica a revisar sus propios enfoques, actualizar sus conocimientos y adaptar sus técnicas. Esta interacción fomenta la innovación y previene el estancamiento. Además, la necesidad de articular y explicar conceptos complejos refuerza y clarifica el propio entendimiento del cirujano senior, puliendo sus habilidades comunicativas y didácticas. Enseñar es, en muchos sentidos, la forma más profunda de aprender. Es un ciclo virtuoso que eleva el nivel de toda la profesión.

Es nuestra responsabilidad colectiva fomentar un ambiente donde la docencia sea valorada y cultivada con la misma pasión que la práctica clínica y la investigación, reconociendo el valor de la enseñanza en todas direcciones. Solo así aseguraremos que la excelencia en la cirugía general continúe siendo un sello distintivo de nuestra profesión para las generaciones venideras.




AFILIACIONES

1 Coeditora de la Revista Cirujano General. México.



CORRESPONDENCIA

Dra. María Eugenia Ordoñez Gutiérrez. E-mail: maru_gut@hotmail.com


2020     |     www.medigraphic.com

Mi perfil

C?MO CITAR (Vancouver)

Cir Gen. 2025;47

ARTíCULOS SIMILARES

CARGANDO ...